El pasado verano, sucedía en Noruega una escalofriante matanza provocada por Anders Behring Breivik, que colocó una bomba en el centro de Oslo y luego disparó indiscriminadamente en la isla de Utoya contra turistas, causando decenas de muertes. Breivik está siendo juzgado durante estos días en su país de origen, y la polémica sobre la potencial relación entre los videojuegos y los actos terroristas del autor confeso de la matanza ha vuelto a salir a la palestra.
En el tristemente famoso manifiesto de Breivik, éste contaba su afición por el juego de rol masivo online World of Warcraft, y también cómo se entrenaba en el uso de armas con Call of Duty: Modern Warfare 2.
Christopher Chambers, de la Escuela de Psicología de la Universidad de Cardiff, señala que se realizan demasiados juicios rápidos con los videojuegos y las acciones que comenten sus usuarios: «Si una persona juega a videojuegos violentos y luego comete actos de violencia, no prueba que los videojuegos causen la violencia. Podría no haber ninguna relación, o podría ser justo al revés: que las tendencias violentas de una persona le llevan a jugar a videojuegos violentos».
Henrietta Bowden-Jones, psiquiatra especializada en adicciones del Imperial College London, señala que World of Warcraft es altamente adictivo, pero no se le puede culpar por la matanza de Breivik. Finalmente, Thomas Hylland Eriksen, profesor de antropología social en la Universidad de Oslo, dijo que el testimonio de Breivik demuestra su necesidad de inventar su propia realidad alternativa donde él es puro y parte de algo importante: «Cuando se pone el uniforme [imaginario], ya no es el joven solitario y poco exitoso del oeste de Oslo que nunca terminó su educación ni lo hizo bien en su vida real; se convierte en un caballero, un defensor de la civilización, de Europa contra los musulmanes invasores».
«La mitad de la gente de Utoya jugó al mismo juego!»
Forbes: relacionar crímenes y videojuegos es «una idiotez»
Por su parte, el medio americano Forbes, dedicado al mundo financiero, es clara al desvincular los videojuegos violentos de los crímenes y, de hecho, en un artículo compara cómo el crimen ha descendido en los Estados Unidos en los últimos años mientras que las ventas de videojuegos han subido.
Forbes ha publicado también una columna de opinión titulada, literalmente, «La idiotez de echar la culpa a los videojuegos de la masacre noruega», en la que denuncia cómo los medios generales tienen desde hace años un sesgo hacia los videojuegos, intentando siempre vincularlos a los actos de violencia.